Tito, Flor y Buddy, o cómo la violencia de género puede destruir legados artísticos.

Artículo publicado en Fotech.cl. Link aquí.

IMPORTANTE: ESTE ARTÍCULO DESCRIBE VARIOS PROCESOS JUDICIALES EN CURSO

Existe la posibilidad de que los cargos sean desestimados al finalizar la investigación, por lo cual NO se debe considerar al o los imputados como culpables hasta que la Justicia dicte sentencia en su contra.

(Artículo 04 del Código Procesal Penal).


Buddy Richard y el actual diputado Raúl Florcita Motuda Alarcón, dos nombres emblemáticos de la música popular chilena, se han visto envueltos en sendos escándalos relacionados con violencia de género. Ambos se suman al ya conocido caso de Tito Fernández “El Temucano”, cuyo proceso por los delitos de violación de sus ex discípulas del "grupo metafísico" que encabezaba está entrando a fases decisivas y arriesga penas de cárcel. Los tres artistas nombrados guardan muchas similitudes: indudablemente talentosos en lo musical; muy queridos y reconocidos por el público; considerados como “referentes” por algunos de sus colegas; dueños de legados artísticos valiosos que incluyen algunos clásicos señeros; y con una imagen pública de personajes “entrañables”, “simpáticos” y “buena tela” que obviamente se hizo pedazos con estas denuncias.

Lo de Buddy Richard salió a la palestra justo cuando se estaba estudiando bautizar con su nombre una calle en su ciudad natal de Graneros. Su primera esposa, la cantante de Jazz Rita Góngora, denunció que durante su matrimonio sufrió agresiones reiteradas, con golpes y persecuciones con escopetas, y describió a Buddy como un monstruo cuya agresividad se exacerbaba cuando estaba bajo la influencia del alcohol y de las drogas. La show-woman argentina Beatriz Allegret, que fue pareja de Buddy durante dos años, declaro haber sufrido un trato similar de su parte. Si bien en un primer momento hubo sorpresa, de a poco surgieron recuerdos y detalles que calzan con esta situación. Recuerdo uno de esos programas de biografías de chilenos ilustres de Canal 13 en la que se mencionaba que su relación con Rita Góngora había sido “muy conflictiva”, lo que claramente incluye la posibilidad de maltrato verbal y físico; por otra parte, es de público conocimiento que Carolina, la hija mayor de la pareja, tuvo problemas con drogas y con la ley en algún momento de su vida.

Lo de Florcita Motuda surgió de un hilo de Twitter en el que se lo acusó de maltratos y violaciones a su última pareja, una mujer a la que dobla en edad. Posteriormente la propia víctima refrendó su denuncia en una entrevista en el sitio de “La voz de los que sobran”. Sumado a lo anterior, trascendieron fotos subidas de tono de ambos, y sin consentimiento de ella, que el propio diputado compartió por Whatsapp a sus colegas. Todo esto obligó a que el parlamentario renunciara primero a la presidencia de la comisión de cultura de la Cámara de Diputados, y posteriormente al Partido Humanista. Esto no calzaba con la imagen de “loco lindo”, “genio”, “infantil”, “pacífico” e “inofensivo” asociada desde siempre a él, más aun considerando la ideología del partido en el cual militaba. En otro de esos programas de biografías de canal 13 muchos de los colegas afirmaron que era de los personajes más “sanos” del medio artístico chileno. Además, quedó en la retina el polémico episodio de “Mentiras Verdaderas” del 2017 en el cual defendió a la comediante Pamela Leiva de los intentos de acoso de Emeterio Ureta. Sin embargo, de a poco han salido señales de que, en privado, la locura de Motuda no era tan “linda” en muchas ocasiones. La “Tía Patricia” Undurraga, conductora de “Ya Somos Amigos”, el mítico programa infantil setentero de TVN donde Florcita Motuda vistió el corpóreo del “Buzón Preguntón”, contó en una entrevista que en esa época Florcita le decía constantemente “estai güena Patricia”. En redes sociales ya han surgido un par de testimonios de episodios puntuales en los cuales Florcita habría perdido los papeles frente a mujeres intentando acosarlas. Lo de las fotos en Whatsapp resulta sumamente enfermo, una actitud de pendejo incomprensible en un señor de 75 años detentando un cargo de elección popular.

Por otra parte, en la charla final del Seminario de “Las 50 Leyes del Poder en El Padrino” del sábado 9 de enero pasado, Alberto Mayol reveló que esta denuncia sería parte de una vendetta al más puro estilo de la mafia italiana. Según Mayol, se habría propuesto hacer una primaria presidencial interna en el Partido Humanista entre Pamela Jiles y Florcita Motuda, el cual se habría entusiasmado con la idea de ser candidato a la presidencia, por lo que activaron la denuncia para sacarlo del camino. De hecho, en esa charla Florcita ganó sorpresivamente el premio al “Sonny Corleone” del 2020 (hijo mayor de Vito Corleone, sumamente impulsivo, que fue acribillado en una emboscada en un peaje en El Padrino I), superando al mismísimo Jaime Mañalich.

Ante situaciones como estas, surgen esas típicas frases que nos decían nuestros padres y abuelos como “caras vemos, corazones no sabemos” o “las apariencias engañan”. Desde el trauma que significó la revelación de la doble vida del sacerdote Renato Poblete, hemos sabido de muchos personajes que, tal como el ex rostro del Hogar de Cristo, se mostraban ante la opinión pública como personas decentes y hasta entrañables, mientras que en privado eran unos monstruos que dañaron muchas vidas. En el extranjero tenemos el caso de Bill Cosby, el otrora adorado “padre favorito de América” que resultó ser un violador serial.

Aparte del daño a sus eventuales víctimas, cabe preguntarse el efecto de estos hechos en sus ricos legados artísticos. Así como el recuerdo de “El Show de Bill Cosby” quedó manchado por la venalidad de su protagonista, me pregunto si en lo sucesivo podremos escuchar de la misma manera clásicos señeros como “Me Gusta El Vino”, “La Casa Nueva”, “Mentira”, “Tu Cariño Se me Va”, “Despídete con un Beso”, “Si Me Vas a Abandonar”, “Pobrecito Mortal” o “Brevemente Gente”. Los que no puedan separar la persona del artista de su obra los “cancelarán” irremediablemente, mientras que otros seguirán consumiendo su arte tal como muchos lo hacen con grandes artistas cuyos pasados están plagados de episodios cuestionables como Frank Sinatra, Michael Jackson, Charles Chaplin, John Lennon o Pablo Neruda.

Independiente de su destino judicial, Tito Fernández ya perdió su status de “ícono”. Su carrera quedó irremediablemente sepultada. Y si las denuncias en su contra prosperan (o incluso si ello no sucede), Buddy y Florcita podrían correr la misma suerte. Me pregunto cuántos “próceres” con muertos escondidos en su sótano deben estar temblando ante la posibilidad de que revelaciones indeseadas de su pasado terminen dañando su legado futuro.

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