La Batalla de Chile: el notable “golpe” televisivo de La Red

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La transmisión en horario prime del mítico documental “La Batalla de Chile”, de Patricio Guzmán por parte de La Red, ha generado efectos de todo tipo: muy buenos números de rating, la manifiesta incomodidad de TVN, la  pérdida de un auspiciador y el impacto de encontrarse con una versión diferente de los hechos de 1973.

En otra de las audaces jugadas a las que nos tiene acostumbrados Víctor Gutiérrez, La Red decidió emitir, por primera vez en la TV abierta chilena, “La Batalla de Chile”, el histórico y multi-laureado documental de Patricio Guzmán que muestra una perspectiva diferente a la “oficial” del fin de la UP y el inicio de la Dictadura Cívico Militar. Así, La Red asumió el rol de “televisión pública” que durante años TVN no ejerció. El canal estatal fue acusado de haber comprado el documental para no exhibirlo y mantenerlo en el congelador, lo cual fue desmentido de forma muy tibia a través de un miserable hilo de Twitter. Entrevistado por Mónica González el jueves 9 de septiembre en “Mentiras Verdaderas”, el propio Patricio Guzmán acusó a TVN de hostilidad hacia él. En ese mismo programa, en la sección de “La Cosa Nostra”, Alberto Mayol, apelando al imaginario de la saga de "El Padrino", señaló acertadamente que La Red le había mandado una “cabeza de caballo” a TVN. El que, al final de cada transmisión, sonaran los emblemáticos sones de “Charagua” -el tema instrumental compuesto por Víctor Jara, interpretado por Inti Illimani y fuertemente asociado a TVN- fue la cereza de esta contundente torta.

En términos mediáticos, la apuesta no pudo salir mejor. El viernes 10 de septiembre La Red promedió 5,6 puntos de rating con peaks de 8 puntos, números espectaculares para sus estándares habituales, donde además se dieron el lujo de amagar seriamente a Canal 13 y al propio TVN. Para el sábado 11, repitió la gracia promediando 6,2 unidades, con varios peaks de 8, derrotando en esta ocasión a TVN. Además, el HT #LaBatalladeChilexLaRed fue Trending Topic mundial en Twitter las dos noches.

Con esto, quizás sin proponérselo, La Red le proporcionó un tremendo balón de oxígeno a la TV abierta, pues reveló que, a pesar de la crisis de la industria y la globalización, aún mantiene un inmenso poder de convocatoria. Este documental ha estado colgado en You Tube en forma pública desde hace años y en distintos canales. Cualquier persona con acceso a internet puede encontrarlo fácilmente y verlo sin problemas desde su computador o móvil las veces que quiera, e incluso puede bajarlo para tenerlo en su disco duro de forma gratuita. Sin embargo, para que se desatara todo este revuelo tuvo que ser transmitido en TV abierta y en horario prime, lo que puso esta obra al alcance de aquellas personas que, por razones económicas o de cobertura, no tienen acceso a un internet de calidad.

Esta obra muestra un punto de vista de los hechos de 1973 totalmente diferente del “oficial” de esos tóxicos “documentales” que mostró TVN en plena Dictadura. Sin mitificar al gobierno de la UP, que sin duda cometió errores, nunca fueron los supervillanos de caricatura tipo "Pierre Nodoyuna" que nos pintaron en esa propaganda barata. Además, la élite y la oposición, con el ahora indesmentible apoyo de Estados Unidos, claramente les negaron la sal y el agua, y no los dejaron gobernar. No había un 80% del país clamando por el fin del gobierno y yendo a encadenarse a los regimientos a pedir la intervención militar. Era un grupo poderoso y ruidoso, pero que a lo más representaba a la mitad de la población. Allende contaba con una importante base de apoyo incluso pocos días antes del golpe. No había solamente "grupos armados" de partidos de izquierda. La derecha tenía a “Patria y Libertad”, versión cuneta de las milicias nazis. Hasta la DC tenían sus grupos de choque, uno de los cuales fue responsable de la muerte del militante comunista José Ricardo Ahumada, mostrado en la primera parte del documental.

Salvador Allende no era un “revolucionario extremo”, sino que alguien más bien institucional y apegado a las normas, al punto que si estuviera vivo en la actualidad sería tratado de “amarillo”. Contradictoriamente a lo que nos pintaron, el Partido Comunista fue el que puso la pelota contra el piso y actuó de forma prudente y leal con el presidente, mientras que sus “correligionarios” socialistas se pasaron varios pueblos y quisieron forzar los cambios más allá de lo razonable. Durante la Dictadura los comunistas fueron constantemente mostrados como “los malos de la película” y solamente faltó que los acusaran del fracaso de la “Roja” en el Mundial de España 1982. La DC quedó muy mal parada en este documental, al punto que uno se explicaría por qué fue guardado bajo 7 llaves durante tanto tiempo. Sus dirigentes, algunos de ellos vigentes después de la Dictadura, quedaron como traidores y cómplices del golpe militar.

Una de las cosas más reveladoras es apreciar que la élite de 1973 es, en esencia, la misma élite de la actualidad. Cero evolución, y sospecho que han sido iguales desde los tiempos de la Colonia. Los discursos de los opositores a Allende suenan iguales a los de la “derecha dura” actual. El debate del entonces Senador del Partido Nacional Víctor García Garzena y el entonces Diputado Comunista Alejandro Rojas que se vio en la segunda parte resulta muy revelador. García, notoriamente mosqueado ante los embates su contendor, y al más puro estilo de Sebastián Sichel, ninguneó en forma prepotente a Rojas, enrostrándole el “ser estudiante” y por “no haber trabajado”, y sacando en cara sus títulos universitarios y sus años de profesión. Todo un retrato de la élite chilena.

Finalmente, llama la atención lo bien que hablaban, lo articulados que eran, y especialmente lo conscientes de la realidad que estaban los chilenos que aparecieron en el documental. Tenían muy clara la película, y no eran fáciles de doblegar a base de manipulaciones y propaganda. Ante eso, a la élite no le quedó otra que apelar a la “Doctrina del Shock” para sacar a Allende. Queda de manifiesto el poder de una ciudadanía organizada, preparada y consciente.

Un efecto inesperado de la transmisión de “La Batalla de Chile” fue que la empresa de alimentos Carozzi había decidido quitarle auspicios a La Red debido a su emisión. Todo partió como un rumor expandido por una “cuenta parodia” del canal, por lo que se pensó por un buen rato que era otra de esas clásicas “Fake News” que los twitteros compran fácilmente sin verificar la fuente. Sin embargo, Fotech confirmó que la noticia era ciertalo que fue refrendado posteriormente por La Red a través de su cuenta de Twitter oficial, y se espera que el lunes 13 entregue su versión a través de “Hola Chile” y “Mentiras Verdaderas”. El tibio y confuso comunicado de la empresa de alimentos, echándole la culpa a su agencia externa de medios, no fue suficiente para frenar el tema. Es conocido que el directorio de Carozzi está plagado de partidarios y viudos de Pinochet, entre ellos su exministro del interior Carlos Cáceres. Aquí volvemos al viejo tema del peso de los auspiciadores en los medios de comunicación. Como la inmensa mayoría (por no decir casi todos) de los dueños de las empresas relevantes son gente del “rechazo”, que seguramente vive en las comunas del “Principado”, en los hechos mantienen un poder de veto y control sobre los medios a través de los auspicios. Si algún medio reportea o muestra cosas que van contra las creencias de los dueños de las empresas, se los quitan, tal como ocurrió con Juan Sutil y CNN Chile durante los inicios del Estallido Social. Esto complica a los medios en un momento de crisis, que tiene que optar por ceder para poder sobrevivir, o ingeniárselas para mantenerse a flote sin transar la línea editorial.

En fin. Sumando y restando, creo que “La Batalla de Chile” terminó siendo un notable “golpe” televisivo, una jugada arriesgada pero astuta que terminó rindiéndole dividendos a La Red, y otro acierto más en la era de Víctor Gutiérrez.

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