Otro verano sin Festival: nostalgias y perspectivas para el retorno en gloria y majestad.

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Reflexiones acerca de un nuevo verano sin “El Festival de los Festivales”. A pesar de que se echa mucho de menos, los hechos demostraron que la suspensión fue acertada. Sea cuando sea, la primera edición post-pandemia tendrá que ser inolvidable.

A estas alturas, en la era pre-COVID, estaríamos todos pendientes de las alternativas de una nueva versión del Festival de Viña del Mar. Sin embargo, tal como en 2021, la municipalidad de la Ciudad Jardín y los canales organizadores (TVN y Canal 13) lo suspendieron al considerar que no estaban dadas las condiciones para su desarrollo. Aunque esta decisión se tomó a finales de septiembre de 2021, los hechos ocurridos durante febrero de 2022, con aumento de contagios debido a la variante Onmicrón y las consecuentes suspensiones o aplazamientos de recitales programados en la Quinta Vergara, terminaron demostrando que la decisión tomada fue la correcta. Si se hubiera intentado realizar el evento, a estas alturas ya se hubiera tenido que suspender, o al menos estaríamos con el alma en un hilo preguntándonos si se podría realizar. Antes estos hechos, no queda otra que echar mano del infinito catálogo de videos de ediciones anteriores para recordar, y de empezar a tirar líneas para el primer evento que se pueda realizar después de la pandemia, ojalá en el verano de 2023. La idea es, dentro de las posibilidades, tirar la casa por la ventana y hacer algo memorable.

Hay que considerar que entre medio hubo un cambio de dueña de casa: pasamos de la hoy vilipendiada Virginia Reginato, una señora de más de 80 años (ni siquiera “boomer”, sino que perteneciente a la generación anterior, llamada “silente”) y con un paladar musical estilo Radio Pudahuel o FM DOS, a Macarena Ripamonti, una millenial de tomo y lomo con gustos más actualizados y cosmopolitas. Si bien nunca hay que descartar a los “regalones” de la Tía Coty, como Chayanne, Yuri, Ricardo Arjona, Ana Gabriel, Ricardo Montaner, Marco Antonio Solís y otros similares, las cosas están dadas para que aparezca otro tipo de artistas. Aunque ya han pasado poderosas mujeres como Mon Laferte, Cami, Denisse Rosenthal, Francisca Valenzuela y Javiera Mena, sería genial ver a otras como Natalia Lafourcade y Rosalía. Podría ser la ocasión para ver en el Festival a Chico Trujillo, Los Vásquez y Ana Tijoux, artistas que por calidad y logros tendrían que haber enfrentado al “Monstruo” hace rato, pero que por diversas razones se han negado a hacerlo.

Hay géneros enteros que podrían tener cabida, como la “Nueva Cumbia Chilena”, de gran éxito en diversos escenarios nacionales, pero injustamente ninguneada en el más importante de todos; o los exponentes chilenos del género urbano como Croni-K, Princesa Alba, Flor de Rap, Drefquila, Gianluca, Pablo Chill-e, Tomasa del Real. Polimá Westcoast y Marcianeke, ninguno de los cuales ha tenido hasta ahora la oportunidad de enfrentar al “Monstruo”.

Considero plausible la propuesta del histórico animador del evento Antonio Vodanovic en cuanto a reemplazar las dos competencias -internacional y folklórica- por una única competencia internacional. La verdad es que a estas alturas la competencia folklórica ya no tiene sentido, pues la mezcla de géneros musicales es tan grande que mucha de la música mainstream de la actualidad tiene clara raíz autóctona. ¿En qué género entra una bachata, un vallenato, una cumbia, una salsa, un flamenco, una ranchera, un huayno: en folklore o en música internacional? En lo que no coincido con Vodanovic es con su afán de que Viña sea solamente escenario para la música de habla hispana, prescindiendo de artistas de otros rincones del planeta. Si bien el fuerte del evento siempre va a ser la música en español, siempre se agradece la presencia de exponentes de música anglo que por lo general le dan un salto de calidad al evento. Además, como he mencionado anteriormente, creo que tarde o temprano se tendrán que abrir las puertas de la Quinta Vergara al pop asiático, en particular el de Japón (J-Pop) o de Corea del Sur (k-Pop). Llevar a un grupo de ese tipo al Festival permitiría atraer a él a sus fieles seguidores, que constituye una buena parte del público Centennial, por lo que sería una apuesta de largo plazo para proyectar el evento a las nuevas generaciones.

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