Mauricio Pinilla, de crack en la cancha a diamante en bruto en la TV

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“Pinigol” tiene la gran oportunidad de emular a “Sapito” Livingstone si concreta una carrera destacada en las comunicaciones luego de lograrlo en las canchas. En sus primeros pasos ha demostrado condiciones evidentes, pero los mismos fantasmas que obstaculizaron su carrera futbolística empiezan a aparecer.

Mauricio Pinilla cayó parado en la televisión. Desde el minuto cero demostró condiciones para la pantalla: buena facha, simpático, agradable. El bi-campeón de la Copa América logró armar una notable dupla con Karen Doggenweiller en “Zona de Encuentro”, “Buen Finde” y el Festival “La Fiesta de Chile” Desde la época del “Pase Lo Que Pase” con Felipe Camiroaga que Karen no lograba tanto fiato y química con un partner. El ex goleador de la U ha logrado posicionarse como un prometedor rostro para TVN, y tiene buenas posibilidades de desarrollarse en la pantalla chica.

Tal como el 2022 en la TV, Pinilla fue un “diamante en bruto” para el fútbol chileno en la década de los 2000. Llegó a ser considerado el sucesor de Marcelo Salas e Iván Zamorano. El 2002, con 18 años, partió a jugar al Chievo Verona de la Serie A italiana, y desde entonces desarrolló una carrera marcada por la irregularidad, las lesiones, diversas polémicas y problemas disciplinarios. Si bien se puede afirmar que tuvo una buena trayectoria como futbolista, queda la sensación que si hubiera actuado con mayor profesionalismo desde sus comienzos hoy estaría al nivel de glorias como Salas, Zamorano, Vidal, Bravo, Alexis Sánchez y Gary Medel. En algún momento estuvo fuertemente involucrado en temas de farándula, siendo su escándalo más recordado el del mítico “Rey León” de mediados del 2007.

Durante su carrera futbolística, Pinilla cometió muchos errores producto de su inmadurez e indisciplina, y existe el temor fundado de que la historia se pueda repetir en la TV. Recientemente han trascendido rumores de un supuesto “divismo” de su parte, los cuales han sido permanentemente desmentidos desde el interior de TVN. Tal como en la época del “Rey León”, el periodismo de farándula ha centrado su atención en el ex futbolista. Sin embargo, hasta ahora lo que se ha señalado tiene menos credibilidad que un hilo de Twitter de Felipe Kast.

Pinilla generó polémica al pronunciarse públicamente en contra de la prohibición de la tenencia de armas de fuego propiciada por el gobierno, en donde además se manifestó partidario del “Rechazo” a la nueva constitución y habló a favor de la cacería de animales. Más allá de que tenga derecho a pensar lo que quiera y manifestarlo públicamente, el tomar tales posiciones polariza al público tanto a su favor como en su contra, lo que puede afectar su desarrollo como rostro televisivo. Más que en lo del “Rechazo”, la complicación está en su apoyo a la cacería, tema muy mal visto en los últimos años. Cabe recordar la vergüenza que pasó el Rey Juan Carlos I de España por unas fotos suyas en un safari en África, y lo que vivió la cantante mexicana Lucero por unas fotos suyas con sus hijos y su pareja de cacería en enero del 2014, que entre otras cosas le costó que se le revocara su contrato para actuar en el Festival de Viña de ese año.

Para figuras públicas como Pinilla, el dar una opinión polémica, impopular o políticamente incorrecta tiene consecuencias, incluso más allá de que pueda tener razón o no. Al hacer esto, arriesgan su reputación, su prestigio y su capital con la gente. No digo que no puedan opinar, sino que no es algo que convenga hacer a tontas y a locas, de manera irreflexiva, sino que requiere un análisis respecto a los costos que implica y si vale la pena pagarlos. Un claro ejemplo de esto es la recordada escena de la cantante pop irlandesa Sinead O’Connor rompiendo una foto del entonces Papa Juan Pablo II en su show del Saturday Night Live del 3 de octubre de 1992, en donde lo acusó de complicidad con los sacerdotes abusadores de menores en su país. Esta jugada performance, en un momento donde la Iglesia Católica todavía tenía credibilidad e imagen potente, le costó perder su prometedora carrera musical y un daño a su salud mental que marcó su vida para siempre. Si bien la historia le terminó dando la razón de manera brutal, y que por ello la industria del espectáculo le debe un desagravio, ya el daño a ella está hecho y no hay cómo arreglarlo.

Volviendo a Pinilla, habrá que estar atento al desarrollo de su carrera, a ver si tropieza de nuevo con la misma piedra o logra esquivarla. Tiene el potencial para lograr la hazaña del recordado Sergio Livingstone, de ser figura primero en el fútbol y luego en las comunicaciones. Es un “diamante en bruto”, una promesa que necesita años de carrete (televisivo, no del otro) para aspirar a palabras mayores como un estelar o incluso animar un Festival de Viña. Tiene a su lado una gran maestra en Karen Doggenweiller.

Como futbolista fue importante, pero mucho menos de lo que anticipaba su potencial. Como rostro televisivo, parte como gran promesa, pero dependerá de él si logra desarrollarse o nuevamente pegará en el palo.

 

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