Sobredosis de crónica roja en televisión abierta: ¿necesario, morbo o sensacionalismo?

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Si bien existe una crisis de seguridad indiscutible, resulta llamativa la tendencia de los matinales a tocar temáticas de seguridad ciudadana de forma hasta obsesiva, y con muchos tintes sensacionalistas. ¿Cobertura necesaria o exageración que altera la percepción de inseguridad?

Muchos pensábamos que, después de tres años con estallido Social, pandemia y carnaval electoral, el plebiscito del 4 de septiembre pasado iba a marcar el comienzo de fin de la era de monopolio de la “actualidad dura” en la televisión abierta. Creíamos que la gente estaba chata de tanto tema difícil en pantalla, y que se abrirían las compuertas a una televisión más enfocada a temas más lights, magazinescos y cercanos a la entretención. A pesar de que se ha intentado apostar por esa idea en la reciente reformulación del matinal “Tu Día” a cargo de la dupla José Luis Reppening y Priscilla Vargas con auspiciosos resultados en rating, aún la mayor parte del contenido de los matinales se centran en temas duros, y en ocasiones tóxicos, como la crisis de seguridad pública en la que estamos inmersos. No hay jornada de matinal en que no se hable de portonazos, ajustes de cuentas, secuestros, asesinatos, redadas policiales, etc. Esto no se limita al matinal de Chilevisión, canal que tiene bien ganado el mote de "Sangrevisión" por su histórica predilección morbosa por la crónica roja.

El pasado miércoles 26 de octubre, la Fundación Paz Ciudadana entregó a la opinión pública los resultados de su encuesta anual sobre seguridad pública. Los resultados fueron paradójicos: mientras los índices de vicitimización están a niveles comparables e incluso menores que los de antes del estallido social, la percepción de temor ha llegado a sus máximos valores. La Fundación Paz Ciudadana fue creada por el dueño del diario El Mercurio, por lo que no es precisamente una ONG de izquierda, y mal se le puede acusar de “sesgo a favor del oficialismo”. Ante esto, surge la pregunta de si esa percepción tiene asidero en la realidad o si la obsesiva cobertura de los medios ha contribuido a inflarla artificialmente. Resulta fácil acordarse del mítico segmento animado del oscarizado documental de Michael Moore “Bowling for Columbine”, en el cual se explicaba la percepción de inseguridad en la sociedad estadounidense en un tan exagerado como absurdo miedo a lo diferente.

Al ver los matinales, a veces queda la sensación que estamos viviendo en Chiapas en la época del “Chapo” Guzmán o en Medellín en la época del “Patrón del Mal”. Y si bien creo que aún estamos lejos de eso, resulta indiscutible que estamos viendo modalidades de delincuencia novedosas para nosotros, algunas asociadas a las mafias narco y grupos como el Tren de Aragua: motochorros, encerronas, portonazos, secuestros, etc., perpetradas por grupos delictuales más organizados y sofisticados, con más recursos, mejor preparación y con importante penetración en algunas instituciones. Se especula que la victimización medida en Paz Ciudadana se refiere a los delitos “de toda la vida”, como cogoteos y lanzazos, pero que la masiva percepción de inseguridad se explica por estos nuevos delitos sumamente violentos, de alto impacto público, con uso de armamento de guerra y con amplia cobertura televisiva.

A pesar de que los estudios desmienten una correlación entre esta crisis de inseguridad y la migración, e incluso señalan que la mayor parte de los delitos son cometidos por chilenos, resulta imposible no hacer esta asociación al ver las imágenes de crímenes violentos cometidos por bandas de migrantes. Otros de los señalados son ciertos exponentes del cuasi monopólico género urbano como Marcianeke, Pablo Chill-E y Cris MJ, cuyas performances y puestas en escena están cargadas de referencias a la estética del hampa, y son consideradas por muchos una apología al “estilo de vida delicitual”.

¿Cuál es la exacta medida de cobertura que debería recibir este tema de manera de darle la importancia que merece, pero sin generar percepciones de temor sin fundamento que incentiven el miedo y actitudes racistas y prejuiciosas? ¿Se puede dejar la cobertura mediática de la delincuencia al arbitrio de la guerra por el rating? Más allá de la pertinencia del tema, ¿no será que esto se hace exprofeso para generar un ambiente de miedo que estimule a la opinión pública a tomar posturas más conservadoras? Todas preguntas difíciles de responder.

Tal parece que la crónica roja nos acompañará por un buen rato, y que seguiremos viendo matinales y noticieros cargados de temas emocionalmente tóxicos. El retorno de la TV más relajada y light de la época pre-estallido tendrá que esperar un buen rato.

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