Recuento Viña 2023: El festival del recambio generacional.

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Verdaderamente se echaba de menos. El Festival de Viña es nuestro carnaval, nuestro Super Bowl, nuestra fiesta de fin de verano. Aunque los pelemos y lo ninguneemos, en el fondo lo extrañábamos, como yo eché de menos verlo y hacer estos análisis en estos tres años de pausa obligada.

La jugada kamikaze de Carlos Figueroa que casi nos deja sin Monstruo: En los días posteriores al final del evento, trascendió que el Festival de Viña estuvo a punto de no realizarse, pues Carlos Figueroa renunció como director de orquesta tras la polémica por la supresión inicial de ésta en el evento. Como él estaba a cargo de las pistas de las canciones de las competencias, su renuncia a pocas semanas del evento los dejaba en los hechos sin ellas, pues no había tiempo para conseguir un reemplazante. Sin pistas, no había competencias. Y sin competencias (debido a una serie de consideraciones legales), no había Festival, con todo lo que ello implicaba. Ello explicaría la demora para completar la parrilla. En otras palabras, Carlos Figueroa tuvo que "agarrar de las bolas" al Comité Organizador para que se restableciera la orquesta. Un chantaje, quizás involuntario, pero chantaje al fin. Dudo que Figueroa haya sopesado los alcances de su decisión. Una pena que los músicos tengan que llegar a esos extremos para hacerse respetar. Después de esto, los músicos le van a construir un altar a Figueroa, pero por otra parte más de algún ejecutivo de televisión le va a tomar un odio parido, y va a esperar el momento más propicio para pasarle la cuenta por semejante osadía. 

Mucho mejor de lo esperado: Previo al evento, más aún después de todos los problemas para armar la parrilla, se vislumbraba un desastre de proporciones. Nada más lejos de la realidad. Tuvimos un año en general sumamente agradable, con los mismos baches (e incluso menos) que en ediciones anteriores, y con resultados de sintonía más que aceptables. La mayor parte de los pronósticos pesimistas se fueron al tacho. Los artistas contratados a último momento (Tini, Emilia, Rels B y Diego Urrutia) dieron el ancho sin mayores problemas.

Los animadores cumplieron: María Luisa y Martin tuvieron complicaciones en la tercera jornada (con Belén Mora) y en la quinta (en la previa a Fabrizio Copano). El resto del tiempo fue un paseo, un mero trámite. Con cosas que mejorar, pero en general bien. 

Fin a la dictadura de la Generación X: Al iniciarse el evento, se escucharon muchas quejas, y muy razonables, por la falta de artistas para el público adulto. Con todo, este evento sirvió para constatar que la TV abierta lleva años monopolizada por y para los de 40 años hacia arriba. Es más, excluye a la tercera edad, su supuesto público más fiel, mientras que a las generaciones menores casi ni las pescan. Es decir, la TV abierta está monopolizada por gente entre los 40 y 60 años, la llamada “Generación X”. Por azares del destino, tocó un Festival de Viña cargado de artistas para jóvenes. Ahora a los “X” les tocó sentirse "excluidos". Es bueno que sepan lo que se siente. 

El futuro de la TV abierta está con las nuevas generaciones: Los buenos ratings obtenidos demuestran que la audiencia centennial-millenial existe y está dispuesta a consumir TV abierta cuando haya algo que le interese de verdad. Es un territorio inexplorado, un público hambriento de contenidos, que está a la espera que los creativos de la TV abierta los seduzcan y encanten. En momentos de crisis de la industria y de cerrada competencia entre cuatro canales grandes, el que logre conquistarlos primero se transformará en el líder indiscutido. Si aspiran a crecer, tarde o temprano tendrán que apuntar a las nuevas generaciones. Esa debería ser la próxima gran batalla de los canales abiertos. El público de 40 años y más les alcanza para mantenerse a duras penas. 

El género urbano llegó para quedarse: Nos guste o no, los urbanos se ganaron su derecho a tener presencia frecuente en este escenario. Obviamente no 2/3 de la parrilla musical como este año, pero nunca menos de 1/3. Reducirlos al mínimo, o peor aún prescindir de ellos en ediciones futuras sería dispararse a los pies. Artísticamente hablando fueron mucho más sólidos de lo esperado, y se merecen muchísimo más respeto del que reciben. Excelentes puestas en escena, mezcla armoniosa de pistas y autotune con músicos de verdad, muy buenas voces, desplante, personalidad, profesionalismo, variedad de estilos musicales, entrega total y, sobretodo, humildad, buena onda y simpatía para dar y regalar. Notable el respeto único por sus colegas mayores, como quedó en evidencia con la invitación de Karol G a Myriam Hernández, las honestas reacciones de Emilia y Nicki Nicole al show de Xtina y el guiño a “Todos Juntos” de Nicki la última noche. Obviamente están todavía lejos del nivel de una Xtina, pero no fueron shows de kermesse colegial como el de Becky G el 2019, y menos aún farsas estilo Milli Vanilli. Incluso se notó en la competencia internacional, con predominio de canciones cargadas al dembow. 

Fallamos estrepitosamente con los centennials: Si de algo sirvió este Festival de Viña es para constatar lo mucho que subestimamos y lo poco y nada que conocemos a las generaciones nuevas. Definitivamente les tenemos muy mal sacada la foto. Muchos de nuestros pronósticos respecto de ellos fueron brutalmente desmentidos por la realidad. El público centennial, lejos de ser los ogros intolerantes y salvajes que se pensaba, terminó siendo una taza de leche, empático, educado y apañador. 

Quedamos dolorosamente retratados: También constatamos lo intolerantes, cínicas, tóxicas, cerradas de mente y “small dick energy” que tendemos a ser las generaciones más viejas. Muchos creímos que Belén Mora era “privilegiada” al no tener que compartir jornada con un urbano, y terminó siendo la que tuvo el escenario más complicado, el público más hostil de entre los comediantes. Fabrizio Copano partió con un Monstruo exaltado después del pedazo de show de Xtina, y los otros 4, que actuaron antes de un supuestamente “temido” artista urbano centennial, tuvieron un pasar más que tranquilo. Las mayores polémicas por perder los papeles vinieron a cargo de los “viejos”: el ultra funado Kiwi y el ultra patriarcal Alejandro Fernández. Durante los shows de Fernández, Los Jaivas, Fito y Ktina llovieron los comentarios ninguneadores del tipo “escuchen pendejos qls, estos son músicos de verdad, no como las mierdas que les gustan a ustedes” y hubo poca disposición a reconocer los méritos objetivos de los artistas urbanos. Encontraron demasiado "flaites" a los urbanos chilenos, pero demasiado “mamón” a Camilo. Cualquier atisbo de “buena onda” nos resulta sospechoso y digno de desconfianza. Realmente tuvimos infancias y adolescencias de morondanga. Con razón hay tanto problema de salud mental. Como dijo Shakira, “no se puede vivir con tanto veneno”. 

Recambio en el Monstruo: En la tercera noche vimos al Monstruo de siempre, tóxico, “exigente” e implacable, el que le dio la fama al evento. En las demás vimos al Monstruo del futuro, empático, apañador y paciente. Tenemos demasiado internalizada la errada idea de que “ser crítico y exigente” y “ser cabrón” son dos cosas que van de la mano. En un momento en que se pone en tela de juicio el pifiar a un artista de desempeño deficiente, me quedo mil veces con el Monstruo del futuro. Al final, el Festival Viña del Mar no es el Concurso de Ejecución Musical Dr Luis Sigall. Es una fiesta de cierre de vacaciones donde lo que se busca por sobre todas las cosas es disfrutar y pasarla bien. 

Tips para la “Generación Dorada Urbana”: La presentación en sociedad de los créditos de la movida urbana chilena dejó muchas cosas interesantes. Pailita, el considerado "osito de felpa" del grupo, salió más que trasquilado. No resistió las tallas de Fabrizio Copano, se enchuchó, le ensució el show a Polimá y terminó públicamente funado por una ex que resultó ser menor de edad. Por su parte Marcianeke, el supuestamente "tóxico" del género, quedó como rey. Salvó a su pareja de una encerrona en la carretera, e hizo gala de un notable sentido del humor cuando Copano lo boludeó sin misericordia. Van más que bien, se merecen lo que han logrado, y tienen un amplio margen de crecimiento. Necesitan mejorar en aspectos técnicos en los que sus pares extranjeros les dieron cancha, tiro y lado; aprender a lidiar mejor con la fama y todo lo que ello implica (Pailita); y evitar meterse en escándalos y polémicas a pito de nada.

Los humoristas cumplieron: Fabrizio Copano demostró que juega en otra liga y merece sentarse en la mesa de los grandes de la comedia chilena. Villegas y Leiva hicieron shows de gran nivel, y Urrutia sacó adelante con honores el desafío de enfrentar al Monstruo con menos de una semana de preparación. En el sótano quedaron los dos únicos números de este año sin Gaviota de Oro. Para mí, Belén Mora fue algo superior a Laila. Con todo lo que se le pueda criticar, al menos mostró garra y personalidad. Se equivocó en la rutina, pero plantó cara hasta el final. Si a Belenaza le hubiera tocado la sexta jornada, muy posiblemente habría tenido un pasar más tranquilo, y en una de esas hasta se llevaba la de Oro. Si a Laila Roth le hubiera tocado la tercera jornada, habría sucumbido al toque. Nota aparte: si Belén hubiera aceptado permutar su día con Yerko, muy posiblemente el personaje de Daniel Alcaíno la habría tenido complicada igual. 

Y en otras noticias: 1) Nuevamente las competencias terminaron siendo la pausa para ir al baño o a comprarse algo para el “bajón”. Ganaron las chilenas Yorka en la internacional y la peruana Milena Wharton en la folclórica; 2) La elección de reina dio paso a la testimonial elección de “embajadores”, que recayó en Tita Ureta y José Luis Reppening. Al menos nos evitamos la vergüenza ajena; 3) Canal 13 cometió un craso error al forzar la participación de Tonka Tomicic en este evento, mientras por diversos medios trascendían datos reveladores que hacen cada vez más insostenible su versión de que “no tenía conocimiento” de los negocios de su ex esposo. Se transformó en blanco fácil para la competencia y la prensa de farándula, y tuvieron que blindarla de manera inaudita e insólita, lo que generó demasiado ruido. Honestamente, lo mejor habría sido no llevarla.

 Revelaciones: Este festival estuvo lleno de artistas nuevos e interesantes.

 1º) Diego Urrutia: debido a las particulares circunstancias de su show.

2º) Rels B: era un completo desconocido para la mayoría, y se hizo respetar como artista.

3º) Nicki Nicole

4º) Emilia

Lo peor del evento: del “más peor” al “menos peor”.

1º) Laila Roth: no era la indicada para este evento. No pudo con sus nervios,

2º) Belén Mora: Rutina irregular y errática.

3º) Alejandro Fernández: Repetido y algo deslavado

4º) Paloma Mami: Pasó sin pena ni gloria. Le pesaron los problemas técnicos.

 Lo mejor del evento:

 1º) Christina Aguilera: Otro nivel. Un lujo de aquellos. Es el tipo de shows que le dan categoría al evento.

2º) Fabrizio Copano: Admirable la manera en que dio vuelta un público hostil. Un consumado maestro en el arte de la comedia.

3º) Rodrigo Villegas: un show total, hábil, muy bien estructurado.

4º) Los Jaivas: un merecido tributo a sus 60 años de carrera.

5º) Fito Páez: un show a la altura de su status de leyenda del rock en español.

6º) Pamela Leiva: quedó como una de las grandes del humor nacional.

Menciones Honrosas: Nicki Nicole, Karol G, Rels B, Emilia, Tini, Diego Urrutia.


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