Un canal en estado de coma inducido. El predecible (pero igualmente triste) presente de La Red.

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Propusieron ideas interesantes, incluso adelantadas a su tiempo. Tuvieron programas que marcaron época. Aportó rostros importantes de la TV chilena, algunos descubiertos por ellos mismos y otros que encontraron en sus pantallas la posibilidad de crecer y desarrollarse. El durísimo presente de un proyecto que hizo ruido y aportó, pero que nunca pudo estabilizarse económicamente.

A la fecha de escribir estas líneas, La Red tiene congelada su programación propia, y se ha mantenido emitiendo infomerciales, series envasadas y una que otra producción independiente. El segundo canal privado de la TV abierta chilena está hundido en una crisis financiera de la cual no sabe cómo salir. El pasado jueves 06 de abril, en vísperas de Semana Santa, el rostro más leal, la “mujer alfa”, la “primera dama” del canal, dijo “ya no más”. La renuncia de Julia Vial luego de 17 años parece marcar el inicio del derrumbe final de una estación que prácticamente se quedó sin rostros y que sobrevive a duras penas. Esto no se veía desde la caída del canal de la Rock & Pop en 1999 y la absorción del antiguo UCV Televisión por parte de TV+ en 2018.

“Probablemente no vamos a cambiar la historia de la televisión, pero seguro se va a hablar de nosotros”. Esto fue lo que dijo Sergio Melnick, primer director ejecutivo de La Red, durante el inicio de sus transmisiones el 12 de mayo de 1991. Este fue el inicio de una historia marcada por cambios sucesivos de administración, y etapas alternadas de épocas buenas seguidas de crisis.

Si bien rara vez fue competidor serio en la pelea por el rating, La Red hizo ruido desde el comienzo. En sus inicios recibió algunos rostros postergados de los canales tradicionales como Jorge Rencoret y Susana Palominos, y le dio pantalla a descubrimientos propios que posteriormente hicieron carrera relevante en la industria televisiva chilena: Mauricio Israel, Raúl Alcaíno, Eli de Caso, Marcela Vacarezza y Kike Morandé.

Además, se notó un afán de despercudir el ambiente algo acartonado y empaquetado de la TV de la época, que tuvo sus cumbres en dos recordados programas: “Cóctel”, que marcó el debut televisivo de Kike Morandé, y que le sirvió de punta de lanza para luego hacer carrera destacada en Canal 13 y Mega; y “El Desjueves”, ícono del humor irreverente a cargo del trío formado por Cristián García Huidobro, Roberto Poblete y Luis Gnecco, antecedente de “Na’ que ver con Chile” y “Chita que Lindo” en Canal 13.

De esa época también es la aparición de los noticieros “Punto” a cargo de Fernando Paulsen, periodista de la revista “Análisis” durante los años 80, quien propuso un nuevo estilo de periodismo televisivo basado en la opinión asertiva y en la soltura de cuerpo, reflejada en sus emblemáticas camisas arremangadas. Si bien “Punto” fue cesado por problemas financieros (una constante de La Red en su historia), sirvió de base para lo que posteriormente fue “Medianoche” en TVN. 

A finales de los 90 llegó la era de Jorge Mackenna, la asociación con COPESA, el “Revolviéndola” y la aparición de Rafael Araneda como una promesa televisiva que se cumplió con creces (uno de los principales rostros de la TV chilena, con carrera televisiva en México y animador de ocho ediciones consecutivas del Festival de Viña); los veranos en el castillo de La Serena; programas como “Humanamente Hablando” y “Cara a Cara”; y rostros como Felipe Vidal, Titi García Huidobro, Alfredo Lamadrid, Tomás Cox y Savka Pollak.

En esos años, La Red supo sacar provecho del fenómeno mediático de Eduardo Bonvallet, con las recordadas transmisiones de los partidos de Chile de local en las eliminatorias de Francia 98, “Bonvallet en La Red” (extensión televisiva de “Más Deporte” de Radio Nacional y “Otra Vez de Zero” de Radio Zero) y “Noche de Bomba”. Además, de la mano del “Gurú” hicieron sus primeras armas en La Red rostros como Claudio Palma y Rodrigo Sepúlveda, que posteriormente destacaron con méritos propios.

Luego vino la era del cambio de nombre a “Red Televisión”, con el breve paso de Javier Miranda como lector de noticias y con Leo Caprile a cargo de “Casi en Serio”. De ahí empezaron a llegar a sus pantallas rostros que estaban condenados a ser “segundones” en los canales grandes y que encontraron en La Red un espacio para crecer y desarrollarse: Juan Carlos Valdivia, Claudia Conserva, Eduardo Fuentes, Eduardo De La Iglesia, Julia Vial, Alejandra Valle y Juan Andrés Salfate. Aparecen “Intrusos”, “Pollo en Conserva”, “Mañaneros”, “Cada Día Mejor” y “Hola Chile”. Caso aparte fue “Así Somos”, un programa de trasnoche que partió como un “Happy Hour” de adolescentes cuarentones, para luego transformarse en el epicentro de los temas de conspiraciones de la mano de Salfate.

Por allá por el 2011 aparece “Mentiras Verdaderas”, la irrupción de Eduardo Fuentes como gran rostro televisivo, con más que dignos sucesores en Jean-Phillipe Cretton e Ignacio Franzani antes de su posterior retorno; los noticieros “Hora 07” y “Hora 20”, con una interesante propuesta informativa que también tuvo que cerrarse por falta de presupuesto; y “Vigilantes”, el programa de análisis de actualidad conducido por Nicolás Copano que terminó siendo demasiado adelantado a su época, y que habría calzado como anillo al dedo en la época del Estallido Social. De esa época quedaron Salfate y sus conspiraciones; los míticos “Viernes Sin Censura”, un placer culpable nacional; y el notable record del departamento de prensa de La Red, del cual salieron dos candidatos presidenciales: Alejandro Guillier y Beatriz Sánchez.

Finalmente, llegamos a la era “octubrista”, bajo la dirección ejecutiva de Víctor Gutiérrez, en el cual el canal se jugó por una postura claramente progresista y de izquierda. Les dio pantalla a destacadas periodistas de investigación como Mónica González y Alejandra Matus en un programa editorial como “Pauta Libre”, que además sirvió de trampolín para las carreras televisivas de Mirna Schindler y José Antonio Neme; tuvieron con “Las Gansas” el primer programa hecho por y para la comunidad LGTBI; acogió propuestas jugadas como “Políticamente Incorrecto”; transmitieron “La Batalla de Chile” en horario prime y hasta le dieron espacio a un ícono comunicacional del mundo conservador como Checho Hirane con “Café Cargado”.

Una propuesta interesante, quizás necesaria, pero carente de espaldas financieras y políticas suficientemente fuertes como para sostenerse en el tiempo. Para mantener esa programación en un canal privado, en un país donde el empresariado es mayoritariamente de derecha, se necesitaba un mecenas potente, un empresario de izquierda poderoso, un George Soros, alguien dispuesto a invertir dinero a destajo sin esperar retorno con tal de mantener el medio, y claramente el "Fantasma" Ángel González, actual dueño del canal, estaba muy lejos de eso.

Ahora La Red está en coma inducido, a la espera de su venta o su fin definitivo. Más allá de lo que suceda, dejó una huella notable en la TV chilena. Hizo propuestas que refrescaron la pantalla; descubrió rostros para la TV, y le dio espacio de desarrollo a otros. Su única asignatura pendiente es nunca haber sido capaz de estabilizarse económicamente. Alternó momentos estelares con vacas flacas. Tuvieron que cancelar programas valiosos como “Punto”, “Hora 20” y “Vigilantes” por problemas de caja. Al igual que en el Canal de la Rock and Pop, faltó alguien que “pusiera la pelota al piso”, y que pudiera transformar ese inmenso caudal de creatividad en rating y estabilidad financiera.

Recordando el discurso de inauguración de Sergio Melnick: ¿Se habló de La Red? Sin dudas. ¿La Red cambió la historia de la televisión? En muchos sentidos sí lo hizo. Aunque pudo y debió ser mejor, claramente La Red cumplió su cometido. Lo que se venga, solo Dios sabe.

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