A propósito de Gran Hermano: La relación de amor-odio de los medios tradicionales con las Redes Sociales.

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 El supuesto ninguneo de Julio César Rodríguez con los seguidores del reality de Chilevisión a través de redes sociales y las posteriores amenazas de funa son una muestra de la cada vez más difícil relación de los medios con las redes sociales.



“Chao a Twitter, que les vaya bien. Seguimos”. Con esa frase, Julio César Rodríguez despidió una de las recientes ediciones televisivas de “Gran Hermano”. Por alguna razón que no logro comprender aún, esa frase fue tomada como un ninguneo y una burla a los seguidores del programa en redes sociales. Las manifestaciones de ira no se hicieron esperar, encabezadas por Kel Calderón, quien criticó a JC y e insinuó la idea de “funar” el espacio, la cual fue respondida vía redes por el propio JC y su partner televisiva Diana Bolocco.

Morder la mano que te da de comer. En principio, ningunear a las redes sociales es un brutal disparo a los pies para “Gran Hermano”. En un comienzo, cuando el rating de la TV abierta no daba y el asunto pintaba para fiasco de proporciones monumentales, fueron estas las que lo sostuvieron. De no ser por el fenómeno suscitado en Twitter y en Pluto TV, en una de esas ya lo habrían cancelado. Gracias a las redes sociales, la producción tuvo el margen suficiente para hacer los ajustes necesarios para dar vuelta la situación y llevar a “Gran Hermano” a los resultados de sintonía más respetables que actualmente ostenta.

La difícil relación con las redes sociales. Aunque no representan ni de cerca a toda la sociedad, las redes sociales generan opiniones y tendencias, y en muchos casos terminan marcando pautas y provocando efectos, como la caída de nombramientos de autoridades por algún posteo pasado de pueblos de hace años atrás. Como tienen mayor rapidez de reacción ante los llamados “breaking news”, muchas veces los medios se ven obligados a tomarlas como fuente de información para no perderse las primicias, con el riesgo latente de terminar engulléndose una fake news como la de José Luis Perales. Además, hay grupos organizados, como los que se han armado en torno a “Gran Hermano”, muchas veces apoyados por ejércitos de bots, que logran instalar temas de forma artificial. El efecto comunicacional e incluso político de esto último es más que conocido.

El dilema de los medios tradicionales. ¿Cómo relacionarse con las redes sociales? No pueden descartarlas y menos ningunearlas, pues el grueso de las nuevas audiencias está allí y cualquier aspiración de crecimiento o sobrevivencia futura pasa por conquistarlas. Atacarlas, menos, porque tenerlas en contra puede resultar hasta suicida. ¿someterse a ellas? Peligroso por lo veleidosas, emocionales, manipuladoras y carentes de rigor que suelen ser.

Poner la pelota contra el piso. Los medios, en particular los profesionales de las comunicaciones que (supuestamente) lo conforman, tienen la preparación necesaria para tomar la información de las redes sociales, ordenarla, ponerla en contexto, separar el trigo de la paja y presentarla al público para que se informe correctamente, y saber gestionar los debates y pulsiones como los de “Gran Hermano”. ¿Estarán a la altura de tamaño desafío?.

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