A propósito de la muerte de Silvina Luna: mala praxis, patriarcado y estereotipos de belleza.

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 Los juicios, tanto de los tribunales como de la opinión pública, por la trágica e injusta muerte de la modelo argentina recién está comenzando. Si bien hay un responsable obvio e indiscutible, el ahora impresentable Aníbal Lotocki, los dardos también apuntan a un show -business tóxico que se ha transformado en una auténtica “moledora de carne patriarcal” que obliga a las mujeres a someterse a tratamientos quirúrgicos muchas veces innecesarios para poder mantenerse vigentes.

Demasiado joven, demasiado pronto. Silvina Luna fue un destacado rostro mediático en la Argentina, surgida en el reality show “Gran Hermano” y con participación en diversos programas televisivos en su país. En Chile participó en programas de farándula e hizo una recordada performance revisteril en la Teletón del 2004. Una mujer joven, con una belleza muy por sobre la media, talentosa y encantadora. En principio, cuesta entender que haya necesitado someterse a una cirugía estética.

”El Cirujano de los Famosos” ahora es el “Doctor Muerte”. Lamentablemente, Silvina cayó en el quirófano de Aníbal Lotocki, un polémico cirujano plástico conocido por el uso en sus procedimientos de materiales peligrosos como el metacrilato. En estos últimos meses ha sido severamente cuestionado por “mala praxis” y negligencia. A inicios de agosto ya había perdido la vida otro de sus pacientes, el panelista de moda Martin Caprarola, y tiene entre su lista de potenciales víctimas a diversos personajes de los medios en Argentina como su ex pareja Pamela Sosa, Gabriela Trenchi, Stefanía Xipolitakis, Cristian Zárate, Fran Mariano y Virginia Gallardo. En el caso de Silvina, la intervención le causó una falla renal que la llevó a tener que dializarse hasta su muerte.

El responsable evidente. Con lo sucedido con Silvina, el apellido Lotocki quedará marcado de por vida con el sello de la infamia. No es para menos que su vehículo haya sido ametrallado con huevos y que sea objeto de funas constantes. Lo increíble es que, aún con todas las denuncias previas a la muerte de Silvina Luna, y teniendo una condena en trámite por 4 años de cárcel y cinco años de inhabilitación profesional, Lotocki todavía siguiera ejerciendo. En su momento, Lotocki fue apoyado mediáticamente por rostros potentes del medio como Moria Casán, quien ahora está siendo severamente cuestionada por ello. Llama la atención la actitud “canchera” y soberbia de Lotocki cuando ha enfrentado públicamente esta situación.

Un comunicado del “Colectivo de Actrices Argentinas” sobre el tema sacó ronchas. ‘’A Silvina la mataron la violencia estética, la falta de ética médica, la mala praxis, la presión mediática y la exigencia del patriarcado sobre nuestros cuerpos. Exigimos justicia para Silvina Luna y para todas las víctimas de quienes ejercen la medicina como mercaderes del horror". Salieron voces criticando esta declaración por considerar que, al meter al “patriarcado” al baile, estaban aprovechando la noticia para hacer proselitismo feminista y llevar agua a su molino. Por otra parte, más de alguien podrá señalar que no todas las mujeres que se someten a cirugías plásticas terminan como Silvina y las demás víctimas de Lotocki, porque tuvieron el criterio y/o la fortuna de ponerse en manos de cirujanos profesionales, competentes y con ética.

Creo que las actrices argentinas tienen un punto importante. Si bien establece la evidente responsabilidad de Lotocki, la declaración pone en el tapete el hecho de que Silvina se sometió a un procedimiento médico que muy posiblemente no necesitaba porque el vorazmente competitivo y tóxico “show-business” argentino le exigía potenciar sus estándares de belleza para mantenerse vigente en el medio. En los días posteriores a la muerte de Silvina, trascendieron en redes sociales videos de antiguos programas de TV en los cuales Moria Casán y Marcelo Polino la critican en su propia cara de forma ácida y tóxica por su aspecto físico. Ambos han sido sumamente criticados por ser, al menos en parte, instigadores de que Silvina haya decidido atenderse con Lotocki.

Las “moledoras de carne” mediáticas existen. Esto no pasa solamente en el medio argentino. Las “hogueras de las vanidades” han existido desde siempre, en todos lados y en todo ámbito. Quizás en el mundo del espectáculo y la farándula son más notorias, pero también existen en el mundo político, académico, literario, cultural e intelectual; existen en Chile; en Hollywood; en Corea del Sur y en Japón con los suicidios de “idols”, etc. En general, esto se da en rubros altamente competitivos y darwinianos, donde la presión por ganar y prevalecer es grande y donde los egos sobredimensionados están a la orden del día. Para sobrevivir en estos medios hay que tener astucia, personalidad, resiliencia, carácter y mucho “cuero de chancho”

Los “estereotipos de belleza patriarcales” existen. En rubros como el espectáculo y la farándula, donde la imagen lo es todo, el mantenerse dentro de los estándares de belleza pasa a ser un tema de vida o muerte, pues tener el “efecto halo” jugando a favor tuyo puede hacer la diferencia en tu carrera. Ello explica las cirugías estéticas, los tratamientos para no envejecer y que las mujeres vayan siendo dejadas de lado a medida que le llegan los años, la canas y las arrugas. Los casos de artistas mujeres talentosas que sucumbieron ante los requerimientos patriarcales de belleza y sometimiento son muchos: Mamma Cass Eliott, la extraordinaria y brillante vocalista de The Mamas & The Papas, que sufrió mucho por su sobrepeso y terminó muriendo muy joven; Karen Carpenter, una de las mejores voces pop femeninas de todos los tiempos, fallecida por anorexia a principios de los 80, y que fue sistemáticamente ninguneada y maltratada en la época de The Carpenters; Ronnie Spector, vocalista de The Ronettes, destacado trío femenino de inicios de los 60, y que tuvo la mala idea de casarse con el genial pero desquiciado productor Phil Spector, quien la maltrató y le arruinó su vida y su carrera; la recientemente fallecida Tina Turner, quien huyó de los maltratos de su primer esposo y dupla artística Ike Turner; el conocido caso de Marilyn Monroe, etc.

Al ver estos casos, uno entiende porqué divas mediáticas actuales como Taylor Swift, Dua Lipa, Shakira, Denisse Rosenthal, Rosalía, Cami y Mon Laferte suelen mostrarse, tanto en la performance artística como en la vida real, como “mujeres fuertes y empoderadas”. Más allá de sus respectivos talentos artísticos, buscan mostrar agallas y personalidad para que ellas y otras mujeres le planten cara al patriarcado y no se dejen avasallar.

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