La resurrección viral de Popin + El Purgatorio con comediantes: el retorno del humor sin censura.

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En un momento emocionalmente tóxico de la sociedad chilena, empiezan a salir de la ultratumba exponentes de un estilo de comedia del cual gozamos por años, pero que en los últimos tiempos habían quedado postergados por el imperio de la comedia stand up y la dictadura de la corrección política.

Tik Tok resucitó a Popin: Las redes sociales revivieron al (al menos para mi) mejor personaje del genial Pablo Zamora. Popin fue una osada e irreverente parodia en clave de humor negro de uno de los personajes más queridos y sacrosantos de la TV chilena, el recordado Pin-Pon, el ícono máximo de la inocencia infantil. En su momento sacó ronchas y provocó las quejas de Jorge Guerra, el actor que encarnó al mítico personaje, y de Valentín Trujillo, su partner en la versión clásica del programa, que se molestó cuando Popin se refirió a Kike Morandé como “Tío Calentín”. Tras su sonado fracaso en el Festival de Viña con Salomón y Tutu Tutu, y luego de años deambulando entre Mega y TVN, Zamora se separó de sus eterno partner Kurt Carrera y pasó años de ostracismo voluntario del mundo del espectáculo, dedicándose a dictar conferencias y charlas motivacionales.

El Joker 12 años antes del Joker: La resurrección de Popin vino de la mano de videos en You Tube y Tik Tok de sus performances en Morandé con Compañía (y reacciones a ellas), en donde hacían desopilantes parodias del programa infantil “Cachureos” cargadas al sarcasmo, al humor negro y un descarado doble sentido. Por alguna razón, estos videos prendieron en las generaciones actuales, transformando al personaje de Zamora en todo un ícono viral. El comediante, como buen ingeniero comercial que es, se dio cuenta de la oportunidad y está preparando su retorno en grande al show-businessSu notable video aparecido en You Tube el 31 de octubre del 2023 donde, usando de fondo el Cerro Cordillera de Valparaíso, hizo una parodia del mítico baile de las escaleras del “Joker”, parece ser un anuncio de lo que se viene.

Los “Viernes Sin Censura” 2.0: “El Purgatorio” ha tenido una interesante evolución. Notaron que los mejores programas eran cuando invitaban a comediantes o gente con mucho sentido del humor (Willy Sabor, Profesor Rossa, Helhue Sukni), y los menos logrados eran cuando los invitados eran rostros faranduleros de epidermis sensible o actitudes tóxicas (José Miguel Viñuela, Jordi Castell, Catalina Pulido, Claudia Schmidt, Daniel Valenzuela). Ante ello, dejaron de lado a los rostros faranduleros con poco y nada interesante que decir y mostrar, y carentes de sentido del humor, y se han dedicado a invitar a comediantes, en particular a los más clásicos. Aparte de lograr programas con mejor ambiente, con invitados que saben entrar en el juego (hasta el habitualmente tóxico Claudio Reyes se vio simpático), hemos visto el retorno del humor zarpado y picaresco que dominó la escena nacional antes de la irrupción del stand up. Desde los míticos “Viernes Sin Censura” del Mentiras Verdaderas que no se había visto tanto chiste picante y tallas de doble sentido en la TV abierta. Incluso hemos tenido los “15 segundos” de Paty Cofré, reivindicada por Chiqui Aguayo como una “maestra”. Solamente falta que pasen Ruddy Rey, Murdock, Don Carter, Oscarito y Edo Caroe para tener a los principales próceres del recordado “placer culpable nacional” de La Red. En eso han sido importantes los “sepultureros” Chiqui Aguayo y Luis Slimming, quienes han podido estar a sus anchas interactuando con sus colegas.

El resurgimiento de los humoristas clásicos. Los comediantes de antes habían perdido terreno debido a la irrupción del stand up; de notables fenómenos como Stefan Kramer, Natalia Valdebenito, Edo Caroe, Jorge Alís y Fabrizio Copano; y del cuestionamiento a las históricas rutinas cargadas de machismo, homofobia, sexismo y doble sentido. Los comediantes “de antes” estaban quedando relegados al rol de “reliquias”. De ellos, apenas Bombo Fica y Dino Gordillo se lograron mantener razonablemente vigentes. Coco Legrand está semi-retirado; Álvaro Salas quedó golpeado por su falta de renovación y sus escándalos personales; Dinamita Show terminó quebrado y con sus integrantes peleados; Daniel Vilches ya supera los 90 años de edad, casi todos sus partners históricos ya fallecieron, y su mítica compañía de revistas fue frenada en seco por la pandemia; y el resto, submarineado y con bajo perfil.

El desgaste del stand up. Si bien hay exponentes con logros notables como Natalia Valdebenito, Edo Caroe, Jorge Alís y especialmente Fabrizio Copano, el movimiento del stand up ha sufrido un progresivo desgaste. Casi la totalidad de los standaperos tomaron partido a favor del Estallido Social y de las consignas “progres”, y por ello fueron de los más perjudicados por las derrotas electorales de estas posturas. Es cosa de ver el “hate” que recibió Belén Mora en el reciente Festival de Viña. Además, el humor fue usado como catarsis de todos los dramas del país, lo que era necesario en su momento, pero que tuvo el precio de la pérdida de su poder sanador. Algunas rutinas como las de Natalia Valdebenito se pasaron de pueblos en cuanto a toxicidad emocional, y a la larga tanto veneno termina por agotar.

Revalorización de los comediantes antiguos. En un inicio, los standaperos parecían despreciar y ningunear a sus colegas antiguos. Sin embargo, en estos últimos tiempos se ve un interesante acercamiento entre ambas generaciones. Gente como Luis Slimming ha declarado su admiración por Álvaro Salas. La máxima expresión de lo anterior es el programa “Entre Broma y Broma” del canal de You Tube “El Sentido del Humor”, donde el propio Slimming ha hecho notables entrevistas a comediantes de la vieja escuela.

El país necesita reír. Chile viene de un pasado duro (Estallido Social, Pandemia, divisiones políticas) y está viviendo un presente también duro (crisis económica, delincuencia, narco, corrupción). Lo ocurrido en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos demuestra la necesidad que tiene el país de instancias de auténtico relajo y entretención. Quizás sea el momento en que los humoristas clásicos retomen su lugar.

¿Retornará el humor “ofensivo”? A pesar de lo anterior, no creo que estén dadas las condiciones (y tal vez nunca lo estén) para el retorno del humor basado en “bullying”. Ya no es llegar y burlarse impunemente de los demás sin arte ni justificación. Y enhorabuena que sea así. Aparte del tema del respeto a la dignidad de las personas, obliga a los comediantes a no abusar de recursos de risa fácil, y a trabajar más en sus rutinas, hacerlas evolucionar, darles más sustancia, mayor contenido. Y eso redunda en un aumento de calidad.

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