Análisis informal del fenómeno Taylor Swift: Parte 1: Una artista injustamente subvalorada.

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Aquí comienzo una serie de cuatro entregas acerca de lo que desata la cantautora estadounidense. Partimos con lo que se supone es lo más importante: su música.

Artísticamente es mucho más que respetable, pero no parece ser nada del otro mundo. Taylor Swift es una muy buena artista mainstream, pero no parece ser particularmente descollante. Canta muy bien, pero no tiene una voz portentosa como la de Adele o Celine Dion ni es una “gimnasta vocal” como Ariana Grande o Mariah Carey. Es objetivamente atractiva, pero no al nivel de una Jennifer López. Es una muy buena performer y show-woman, pero no al nivel de JLo, Beyoncé, Shakira o Lady Gaga. Si alguien duda de sus capacidades artísticas y la considera un pinche fenómeno de marketing, sería bueno que viera su Tiny Desk Concert de finales de octubre de 2019Ahí Taylor demostró que es una artista de verdad, capaz de sostener una tocata en solitario sin bailarines ni parafernalia y solamente apoyada con una guitarra o un piano.

Bendecida por el mejor de todos. Paul McCartney ha hecho muy buenas migas con Taylor. Se nota que existe mutua admiración. Suelen coordinarse para que los lanzamientos de sus nuevos trabajos no coincidan, e incluso han compartido escenario en shows privados. “Macca” ha declarado públicamente que considera a Swift la artista más influyente de los tiempos contemporáneos, y se inspiró en ella para componer su himno anti-bullying “Who Cares”, de su disco “Egypt Station”A mediados de noviembre de 2020, la revista Rolling Stone publicó una conversación entre ambos en la cual compartieron sus experiencias componiendo música durante la pandemia. Las recientes imágenes en redes sociales del histórico bajista de The Beatles “vacilando” como un “swiftie” más al ritmo de "But Daddy I Love Him" durante uno de los recientes conciertos de Swift en el mítico estadio Wembley resultan más que significativas. Sería genial que ambos íconos del pop mundial colaboraran formalmente con una canción o una aparición especial en un show de Taylor, como antes lo han hecho Mick Jagger, Ricky Martin y otros artistas.

¿Le faltará una “gran canción”? A finales de abril pasado, trascendieron unas declaraciones de Neil Tennant, líder de la histórica banda Pet Shop Boys, quien cuestionó el status de “ícono musical” que se le está dando a la natural de Pensilvania. “Taylor Swift me fascina como fenómeno porque es muy popular, y me gusta bastante todo el asunto, pero cuando escuchamos los discos, los dos (él y su compañero de banda Chris Lowe) tenemos el mismo sentimiento (…) Para un fenómeno tan grande... ¿Dónde están las canciones famosas? ¿Cuál es el “Billie Jean” (canción de Michael Jackson) de Taylor Swift?". Según muchos, su música resulta más bien genérica. Suena muy bien, pero no propone nada novedoso ni te vuela la cabeza como lo hacen Billie Eilish, Adele, Rosalía o Mon Laferte. Tiene muy buenas canciones, pero, de acuerdo a Tennant, le estaría faltando un “Billie Jean”, una canción memorable, un himno, un “clásico instantáneo”, un “Rolling In The Deep” de Adele, un “Rehab” de Amy Winehouse, un “Malamente” de Rosalía, un “Tu falta de querer” de Mon Laferte. Quizás esa canción podría ser "Shake It Off", un auténtico himno anti-bullying evidentemente inspirado en "Mickey" de Toni Basil, un recordado One Hit Wonder de los años 80.

Su caso se parece mucho al de Los Prisioneros. Musicalmente hablando, la banda de San Miguel no era nada del otro mundo. No eran malos músicos, sabían cantar y tocar instrumentos mucho mejor que la media, pero no eran cantantes ni instrumentistas extraordinarios ni alucinantes. En ese aspecto, creo que bandas como Los Tres y Los Bunkers los superan con largueza. Cabe recordar que, cuando el líder de Los Tres Álvaro Henríquez reemplazó al renunciado Claudio Narea por un breve tiempo, musicalmente “se comió con zapatos” a González y Tapia. ¿Qué fue lo que le dio a Los Prisioneros su legendario status? Sus letras, sus temáticas, que resonaron fuertemente con la sociedad chilena en los años 80, y que posteriormente siguieron identificando a mucha gente. Resulta notable que “El Baile de los que Sobran” se transformó en un himno en el Estallido Social en Chile y en protestas en otros países.

 La excelencia musical no lo es todo en el pop mainstream. Puedes ser técnicamente impecable, cantar como los dioses, bailar espectacular y ser un gran instrumentista. Pero si tu música no “calienta” a nadie, no empatiza con nadie, no identifica a nadie, carece de poder e influencia. Taylor Swift lo entendió muy bien. Su obra, de muy buen nivel, pero no artísticamente extraordinaria, llega a los corazones de mucha gente, toca las fibras precisas de sus fans, y por eso ha generado un fenómeno sociológico muy notable.

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