Pamela Jiles: La ruta de la Abuela de SQP ¿a La Moneda?

Esta es la versión extendida del artículo escrito para el portal Fotech.cl. Link al artículo

La Abuela está “on fire”. En medio de la mayor crisis institucional de Chile desde 1973, la periodista y actual diputada Pamela Jiles está tomando un vuelo impresionante. Su protagonismo, en especial a propósito del primer y eventual segundo retiro de 10% de las platas de las AFP, la catapultó a los primeros lugares de preferencia ciudadana, al punto que está empezando a sonar seriamente como candidata presidencial.

Ante su irrupción, en redes sociales surgieron muchos comentarios respecto a que Pamela Jiles sería lo más cercano que hay en Chile al recientemente derrotado presidente de Estados Unidos Donald Trump. El twittero @floro_ceballos describió esta idea con claridad: “Hizo su carrera desde el showbiz; se tomó un partido para usarlo de plataforma; no tiene escrúpulos ni lealtades, solo intereses personales; tiene una manga de incondicionales bancando haga lo que haga; mientras + pasado para la punta, mejor; no es Trump. Es Pamela Jiles”

Aunque resulta evidente la gran distancia ideológica entre ambos, creo que la comparación está lejos de resultar delirante y absurda. En términos comunicacionales y mediáticos, Jiles no solamente es similar a Trump, sino que podría considerarse su “versión 3.0”. Trump es el genio mundial de la venta de humo y el marketing personal, capaz de venderse exitosamente a la masa como un “genio de la administración” siendo a lo sumo un gestor mediocre marcado por sucesivas quiebras y evasiones tributarias; fue capaz de ganar nada menos que la presidencia de Estados Unidos por un período y logró, a pesar de su derrota ante Joe Biden, una respetable votación en la reciente elección, a pesar de un gobierno lleno de exabruptos y con un desastroso manejo de la pandemia. Pamela Jiles ha desarrollado una habilidad mediática comparable a la de Trump, a lo que le suma una mayor sofisticación ideológica, cultural e intelectual. Jiles es tan irreverente como Trump, pero sin su vulgaridad y ramplonería, incluso en sus performances más freaks. Además tiene mayor talento político y capacidad de diálogo. Fue capaz de lograr el apoyo para los proyectos de retiro del 10% de conservadores Opus Dei como Ximena Ossandón y hasta de proto-fachos como Iván Moreira y Camila Flores, lo que equivaldría a Trump convenciendo a Bernie Sanders y Alexandra Ocasio-Cortez para que apoyen el financiamiento del muro en la frontera con México.

La biografía de Pamela Jiles está llena de detalles llamativos. Es lo que podríamos llamar una “cuica rebelde”, nacía y criada en la élite, pero con convicciones ideológicas y políticas muy contrarias a ella. De acuerdo a la información que consta en su Wikipedia, es hija del ingeniero comunista Juan Jiles Caffarena y de María Inés Moreno, quienes viajaron con ella recién nacida a Cuba a inicios de los años 60 para ayudar en la naciente revolución encabezada por Fidel Castro. A los 16 años fue secuestrada por agentes del estado, siendo torturada y violada. En los años 80, luego de titularse de Periodista en la Pontificia Universidad Católica de Chile, empezó a trabajar en medios de oposición a la Dictadura como Solidaridad, Apsi, Análisis y Fortín Mapocho, y en 1989, un año antes del retorno a la democracia, entró a trabajar a TVN 

Su árbol genealógico ofrece pistas reveladoras: su abuela paterna fue la histórica activista feminista Elena Caffarena; es sobrina nieta del general Ricardo Izurieta Caffarena, sucesor de Pinochet en la Comandancia en Jefe del Ejército; y es bisnieta de Blas Caffarena Chiozza, fundador de la empresa textil Caffarena, de la cual sería socia, accionista y/o heredera, y que le proporcionaría potentes espaldas financieras, lo cual es un detalle para nada menor. 

Si bien su carrera mediática estuvo inicialmente centrada en el periodismo de actualidad, con un recordado paso (y una más que recordada salida) por Informe Especial, ganó notoriedad con su incursión en el ninguneado mundo de la farándula televisiva, con pasos por SQP, En Portada, Intrusos y Primer Plano. Ahí surgió el personaje de “La Abuela” y tuvo la oportunidad de desarrollarse a sus anchas. Tal como otros periodistas como Julio César Rodríguez y el fallecido Ricarte Soto, Pamela Jiles reinó sin contrapeso y trabajando a media máquina intelectual en un rubro periodístico para el que estaba claramente sobrecalificada y que le ofreció una libertad editorial que jamás tendría en el periodismo de actualidad. Jiles fue capaz de advertir las analogías entre la farándula televisiva y el mundo político (“La política es la farándula de los feos”), y transformó la farándula en una inigualable “escuela de guerrillas”, donde tuvo la posibilidad de mejorar sus destrezas mediáticas, comunicacionales y políticas a la vista del público y sin que nadie la cuestionara mucho.

Fruto de este trabajo fue la recordada sección “Chile a Prueba de Jiles” que hizo en “Mentiras Verdaderas”, donde diseccionaba asertivamente la actualidad nacional, y que tuvo que ser cancelada por “presiones de la élite”. Para ese momento, ya estaba lista para lanzarse a la política. Se hizo militante del Partido Humanista (PH), una colectividad fundada en los años 80 bajo el alero del intelectual argentino Mario Rodríguez Cobos “Silo” y que, luego del fallecimiento de la diputada Laura Rodríguez, se transformó en un grupo de hippies simpaticones sin relevancia política, sin líderes influyentes y que oficiaba de “arroz graneado” en las sucesivas elecciones. En esa condición, fue electa diputada en el distrito 12, con la tercera más alta votación detrás de Ximena Ossandón y Camila Vallejo. Tal como lo hizo Donald Trump con el Partido Republicano, Jiles logró “abducir” al Partido Humanista, lo que llevó a la renuncia de históricos de la colectividad como el dos veces candidato presidencial y actual diputado Tomás Hirsch. Si bien el PH tiene presencia relevante como nunca en su historia, cabe preguntarse cuánto de la ideología de “Silo” queda dentro de él. 

Desde que juró como diputada logró marcar presencia. Hasta antes del Estallido Social se destacó su particular interés por el tema de adopción (tiene dos hijos en esa condición) y el conato de agresión al diputado pinochetista Ignacio Urrutia. Después del Estallido Social y en especial en medio de la Pandemia, asumió un rol estelar en los proyectos de retiro del 10% de la AFP. Si bien no fue la autora de la iniciativa (o al menos no la única), fue factor decisivo para su aprobación a contrapelo del gobierno. Su memorable carrerón “a lo Naruto” una vez lograda la aprobación del primer 10% es una de las grandes imágenes del 2020. 

Su irrupción presidencial los tiene a todos locos. Nadie sabe qué hacer para contrarrestarla, ni la derecha, ni la antigua Concertación ni sus ex aliados del Frente Amplio. Los “chicos listos” del Frente Amplio, surgidos al calor del movimiento estudiantil del 2011, le tienen un terror casi reverencial. En la época en que el PH formaba parte de esta alianza, Pamela Jiles era “la adulta” que los tenía razonablemente ordenaditos. Después de la salida del PH del Frente Amplio por discrepancias por el acuerdo del 15 de Noviembre del 2019, la “Abuela” amenaza con robarles su electorado y desbancar de la carrera presidencial a una Beatriz Sánchez que dilapidó su 20% de votación de las pasadas elecciones presidenciales con su lentitud y falta de presencia y liderazgo.

A estas alturas, muchos se están percatando que el fenómeno Jiles no puede ser subestimado como lo hicieron con Donald Trump en un comienzo. Ya el "Panzer" José Miguel Insulza apuntó su artillería pesada contra ella y Piñera la aludió sin nombrarla en el carrete VIP de la SOFOFA donde prometió evitar la aprobación del segundo retiro patrocinado por ella. 

Ya están empezando investigarla hasta el fondo para buscar algo con qué atacarla, tal como lo hicieron con Leonardo Farkas, Franco Parisi y otros outsiders que estaban amagando las posibilidades de los candidatos tradicionales. Muchos están recordando la mítica Carta al Director al The Clinic del periodista Santiago Pavlovic en donde ningunea brutalmente a Pamela Jiles, tratándola sin anestesia de “floja”, “chanta”, “arribista” y “maltratadora”, entre otras cosas. En ciertos sectores del periodismo se cuestiona su idoneidad profesional en términos muy similares. Claramente con lo que tenía le bastaba y sobraba para la farándula, pero no queda claro si le hubiera alcanzado para el periodismo investigativo “de verdad”. Sería interesante conocer qué piensan de ella destacadas próceres del periodismo como Alejandra Matus, Mirna Schindler (compañera suya en "Informe Especial") y las premios nacionales Mónica González (con quien coincidió en los 80 en la revistas de oposición) y María Olivia Monckeberg (con quien Jiles y María Eugenia Camus co-escribieron el libro “Crimen Bajo Estado de Sitio” en 1986) 

Se le critica por “oportunista” y “populista” a destajo. Fue parte del grupo que se opuso al acuerdo del 15 de Noviembre del 2019 que posibilitó el plebiscito sobre la nueva constitución, pero durante la campaña para el plebiscito se subió descaradamente al "carro de la victoria" y hasta se puso una banda presidencial que decía "Apruebo". Se reclama que los proyectos de retiro del 10% fueron originalmente propuestos por el Frente Regionalista y el Frente Amplio (el primero) y por el diputado independiente Karim Bianchi (el segundo), y la que se terminó llevando todo el crédito mediático fue ella. Llaman la atención también sus posturas contrarias a temas preciados por el mundo “progre” al que supuestamente representa como el marco del uso personal de la cannabis, la rebaja de viáticos de los parlamentarios, la igualdad de sueldos entre hombres y mujeres y el voto obligatorio; y su rechazo visceral al programa infantil “31 Minutos”, el producto cultural “progre” por excelencia.

El medio ultra derechista “El Baquedano” se hizo eco de una delirante teoría según la cual Jiles habría recibido entrenamiento militar en Libia durante el régimen de Muhammar Gaddafi. Esto no calza con la citada carta de Santiago Pavlovic, donde señala que Pamela Jiles no había realizado una entrevista previamente concertada con el propio Gaddafi porque “estaba muerta de susto”. 

Pamela Jiles es peligrosa para el poder. Su origen está en la elite y los conoce por dentro. No la quieren llevar a la TV abierta a pesar de su relevancia. Trabajó por años en el mundo de la TV, los conoce a todos por dentro y sabe por dónde les aprieta el zapato. Si es cierto que recibe ingresos por parte de Caffarena, quiere decir que tiene las espaldas financieras bien protegidas. Más encima, ha sido exitosa en leer lo que sucede en la calle, y ha logrado construir un relato consistente con el tema de “los nietitos”, la versión siglo XXI de la “querida chusma” del “León de Tarapacá” Arturo Alessandri Palma. En un momento en el que la clase política tiene cero credibilidad y la elite no es capaz de empatizar con el resto de la población, el aspirante a líder que logre tocarle la fibra a la gente tiene grandes posibilidades. Si Pamela Jiles no lo ha logrado, está muy cerca de hacerlo.

Como candidata presidencial sería un espectáculo digno de ver igual que el de Trump. La duda es cómo sería como eventual presidenta. ¿Cuál sería su equipo de gobierno: el “abuelo” Pablo Maltés (su actual pareja y máximo asesor), Florcita Motuda, Renato Garín y algún "nietito" más? ¿Sería capaz de responder cuando le exijan resultados concretos? ¿Alguna vez ha administrado o gestionado algo, más aun considerando que, al igual que José Antonio Kast con Bavaria, su riqueza provendría de la herencia de un antepasado inmigrante? ¿Cómo manejaría los conflictos de interés en caso de que tuviera que tomar medidas que afectaran sus intereses en Caffarena?

Si bien Jiles ha demostrado sentido político y capacidad de diálogo y negociación, aún falta ver cuántos puntos calza a la hora de administrar el poder “de verdad”. En el manejo mediático ya ha demostrado su gran talento, pero para gobernar necesitará mucho más que eso.

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