Análisis informal del fenómeno Taylor Swift: Parte 3: una genia del marketing

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 En esta tercera entrega veremos el notable manejo que Taylor ha hecho de su carrera, sus luchas en el feroz ambiente de la industria discográfica y la forma en que cuida y atiende a sus fans.

Una historia de esfuerzo y amor por la música. Taylor partió como una chica rubia, alta y delgada que soñaba con ser artista de música country, y que tuvo la bendición de ser hija de padres muy preparados y con excelente situación económica que no dudaron en darle las espaldas financieras necesarias para ir por sus sueños. Nació en un entorno privilegiado, pero a diferencia de muchos otros en su situación, aprovechó a full esas ventajas, se dedicó en cuerpo y alma a la música y logró superar sus sueños más alocados.

La “Vito Corleone” de la música pop. Taylor ha sido sumamente astuta para manejar su carrera. En una entrevista para la revista Vogue le preguntaron: "¿Que le aconsejarías a todos aquellos que quieran ser cantantes?". Su respuesta fue tajante: "Consigue un buen abogado". Rápidamente se dio cuenta que el mundo discográfico era una manada de lobos, y que si actuaba como Caperucita Roja se la iban a devorar sin misericordia. Se puso proactiva, aprendió a jugar el juego y tomó las riendas de su carrera. Además, a pesar de la vulnerabilidad que manifiesta en su música, ha dado batallas épicas contra Spotify y Apple Music por temas de pago por reproducción de música, y contra Ticketmaster por políticas de ventas de entrada, peleas en las cuales generalmente ha salido victoriosa y que incluso han sentado precedentes legales importantes.

Peleando por los derechos de sus primeras canciones. Su batalla mediática más épica fue su conflicto con el empresario discográfico Scooter Brown, tema en torno al cual gira el reciente documental "Taylor Swift VS Scooter Braun: Bad Blood", actualmente disponible a través de la plataforma de streaming Max. Brown compró Big Machine Records, el primer sello discográfico de Swift, con lo que se hizo con los derechos de sus seis primeros álbumes. Para evitar que Brown (quien había participado en el bullying mediático en su contra) ganara dinero con su música, aprovechó ciertos detalles del contrato que firmó con esa compañía y decidió regrabar esos seis primeros trabajos, creando versiones muy similares a las originales, aunque con ella misma como dueña de los derechos para su uso en publicidad y cine.

Servicio al cliente nivel DIOS. Taylor Swift tiene uno de los fandoms más leales y poderosos del planeta, los llamados “swifties”, que le compiten de tú a tú a los de los grupos de K-Pop. Los swifties son tan potentes, que se dice que podrían decidir la próxima elección presidencial estadounidense. Sus estrategias de fidelización son dignas de un culto religioso, aunque uno marcado por el buen rollo y la empatía. Taylor interactúa constantemente con sus fans, invita a algunos a su propia casa para hacerles escuchar sus nuevas canciones antes de que salgan al público. El intercambio de pulseras en sus shows como señal de amor y amistad es una gran muestra de ello.

El caso de Katy Summer. Un claro ejemplo de la devoción por Taylor es Katherine Winter, una adolescente chilena sumamente admiradora de la cantante de Pensilvania, que en mayo del 2018 tomó la lamentable decisión de acabar prematuramente con su existencia debido a que no soportó el bullying que recibía de sus compañeros del colegio Nido de Águilas. Uno de sus sueños era que Taylor Swift escuchara sus canciones. Las pocas que alcanzó a dejar bajo el pseudónimo de Katy Summer, como “I Don`t Want to Say Goodbye..” tienen una evidente influencia de Taylor Swift, en especial en las canciones de sus inicios más cercanos a la música Country.

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